La respiración es una de los mejores recursos para hacer frente a la ansiedad
Las condiciones más favorables para practicar la técnica son un lugar tranquilo, donde no haya mucha luz, libre de ruidos y de interrupciones y con música tranquila que favorezca la relajación.
Estando en esa situación, se debe colocar la mano izquierda en el vientre (debajo del ombligo) y la mano derecha en el estómago (un poco más arriba del ombligo), y dirigir la atención a la forma de respirar. Las inspiraciones (la entrada del aire) tienen que ser lentas y pausadas.
- Primero se dirige el aire hacia la parte inferior de los pulmones, lo que producirá que se mueva la mano que tiene apoyada sobre el vientre.
- A continuación, y sin detener la respiración, se dirige el aire hacia la parte media de los pulmones, moviéndose la mano que tiene apoyada en el estómago. Y por último, se dirige el aire al pecho, haciendo que éste se hinche.
- Llegados a este punto, en el que los pulmones están completamente llenos, debe mantener el aire durante unos 3-5 segundos, para después expulsarlo poco a poco por la boca, haciendo un ruido parecido al que se hace cuando se infla un globo.
Es importante que la inspiración no sea forzada. No olvidemos que la respiración es algo involuntario; lo único que tenemos que hacer es respirar de forma más lenta y focalizar su atención en ver cómo la respiración se va restableciendo al hacerla más pausada.
Como cualquier otro ejercicio aprendido, la técnica de respiración tranquilizadora requiere de práctica para llegar a dominarla; por tanto, se requiere practicar el ejercicio diariamente. Una vez hayamos aprendido a relajarnos siguiendo este método, seremos capaz de realizarlo en cualquier postura
Adaptado del Artículo Vivir con fibromialgia. Guía de aspectos Psicológicos . Dª Mª. Isabel Comeche Moreno y Dª Alejandra Martín Fernandez
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